Habían pasado varios meses desde el inicio de la aventura cuando, tras soportar durante semanas la violencia de los vientos a su paso por el estrecho de Magallanes, un temporal separa a la pequeña flota española y la carabela San Lesmes toma un rumbo desconocido, adentrándose en la inmensidad del Pacífico con una treintena de hombres a bordo. El resto de la flota no tuvo mejor suerte. De las siete naves originales tan solo la Santa María de la Victoria llegó a su destino y de los 450 marinos que partieron de La Coruña, únicamente conseguirán regresar a España 24, once años después, entre los que encontramos a Andrés de Urdaneta, que completaría la segunda circunnavegación.
Con el transcurrir del tiempo, diversos testimonios ingleses y holandeses hablarán de indígenas con ciertos rasgos europeos, de piel y ojos claros, con creencias religiosas parecidas a las del cristianismo –hablan incluso de algo parecido a la Santísima Trinidad–, sistemas de navegación a vela totalmente desconocidos para otros pobladores del Pacífico, arquitecturas similares a los hórreos gallegos y diversos aspectos culturales muy parecidos a los europeos. Sin embargo, y a pesar de las múltiples expediciones que surcaron aquellos mares posteriormente sin hallar rastro de la carabela San Lesmes, no sería hasta cuatrocientos años después, en 1929, cuando surgiría por primera vez una teoría que trataba de demostrar que aquellos hombres no solo sobrevivieron al desastre, sino que su impronta quedaría indivisiblemente unida a la de los pueblos del Pacífico, llegando incluso a dejar vestigios de su paso por Nueva Zelanda casi 100 años antes que el –supuestamente– primer europeo en pisar aquellas tierras, Abel Tasman.
El descubrimiento de Roger Hervé de cuatro cañones semienterrados en el atolón de Amanu, en la Polinesia, de origen claramente español y que aparentemente habían sido arrojados por la borda para aligerar la nave tras encallar en el arrecife, daban paso a una serie de estudios y teorías por parte del propio Hervé que afirmaba que la carabela española continuó su viaje hacia el oeste e incluso terminó realizando una navegación de cabotaje a lo largo de toda la costa oriental australiana. No obstante, será Robert Langdon el que nos ofrecerá los estudios mayor profundidad y seriedad, un autor australiano que dedicaría su vida a intentar resolver el misterioso destino de la carabela española y su tripulación.
Luis Gorrochategui, autor de la aclamada Contra Armada, nos presenta unos hechos inéditos que sorprenden por desconocidos –quizá ignorados, tal vez ocultos–, nos encontramos 500 años después, frente a la increíble historia de un pequeño grupo de marinos que consigue, no ya solo sobrevivir, sino integrarse y proliferar en una cultura totalmente ajena a la suya, llegando incluso a convertirse en jefes de muchas de aquellas islas y transmitiendo un riquísimo legado genético y cultural que perdura hasta nuestros días.
La Carabela San Lesmes es un relato de supervivencia tan impactante y extraordinario que asombra y desconcierta; nos conmueve la valentía de aquellas personas, nos inspira su coraje y, aunque no deja de resultar sospechoso que hayamos tenido que esperar cinco siglos para saber de la ascendencia vasca y gallega de aquellos pueblos, no podemos estar más contentos de iniciar por fin, este épico viaje que nos lleva a descubrir un fragmento desconocido de nuestra historia, una aventura que nos hermana con el otro lado del mundo.

Luis Gorrochategui
Graduado en filosofía por la Universidad de Barcelona, compagina su labor docente con la investigación histórica. Autor de diversas novelas, su anterior obra Contra Armada: La Mayor Victoria de España sobre Inglaterra, fue aclamada internacionalmente y lo encumbró como uno de los autores más importantes de la actualidad.