El último duelo, de Eric Jager, nos presenta un viaje fascinante al corazón del París medieval, un asombroso acontecimiento con tintes de horror rescatado de las olvidadas páginas de la historia. En él, el destino de una dama se halla en juego, pendiente del filo de una espada enfrentada en un duelo por honor.
Nos encontramos en las gélidas profundidades del invierno de 1386, bajo la bóveda celestial de la iglesia de Saint-Martin-des-Champs. Aquí, ante la mirada ansiosa de una multitud presidida por el rey Carlos VI y la nobleza de Francia, dos hombres se enfrentan en una grotesca danza a muerte. No estamos frente a un duelo común y corriente. Estamos en presencia de un duelo judicial, una suerte de juicio divino, donde la espada dictará la sentencia, no las palabras, de Dios, estableciendo la verdad de los hechos.
En este escenario trascendental, se encuentran Jean de Carrouges y Jacques Le Gris, antiguos amigos íntimos, ahora enemigos. La acusación de Carrouges contra Le Gris es aterradora: la violación de su amada esposa, Marguerite. Esta alegación de gravísima naturaleza lleva a ambos hombres a luchar en este campo de batalla, donde el honor, la verdad y el destino de la joven se dirimirán en un singular combate.
Mediante un estilo narrativo vívido y cautivador, casi novelesco, Jager nos guía a través del intrincado laberinto de la sociedad medieval. Nos presenta un lienzo que va desde las intrigas de la corte y las disputas por territorios y castillos, hasta las normas y leyes que dictaban la vida de la nobleza en tiempos de paz y conflicto. Con una visión analítica, el autor revisa profundamente los documentos y archivos de la época, al tiempo que nos sumerge en la cotidianidad de aquellos días, permitiéndonos comprender cómo y por qué se originó tal duelo, acelerando el pulso del lector en una suerte de thriller histórico con ecos de tremenda actualidad.
En el núcleo de este relato encontramos a Marguerite, una dama en una época donde los derechos de las mujeres eran moldeados a capricho de los hombres que regían sus vidas. Es a través de la narración de su relato cómo Jager nos descubre el rol y posición de las mujeres en la sociedad medieval. Y es a través de su historia que comprendemos la injusticia a la que se ve sometida.
Así, El último duelo trasciende el análisis histórico. Se transforma en una crónica de honor, justicia y verdad, cuyo eco perdura a través del tiempo hasta alcanzar nuestra era.
Adaptada con gran maestría a la pantalla por Ridley Scott, El Último Duelo es más que una representación de la Francia de finales del siglo XIV, es una inmersión audaz en la realidad de la época, un espejo donde se reflejan los recovecos más oscuros del honor, la traición y las pasiones desbocadas. Con casi 84 años a sus espaldas, Ridley Scott demostraba que, lejos de retirarse, sigue teniendo la habilidad para transportarnos a través del tiempo y el espacio, para narrar historias que impactan y que nos hacen cuestionar lo que creemos conocer sobre la humanidad.
El guion, a cargo de Matt Damon, Ben Affleck y Nicole Holofcener, se adentra en la narración en forma de tríptico, como ya hiciera Kurosawa en su clásico Rashomon, permitiendo que cada uno de los tres protagonistas nos presente su versión de los hechos, y convirtiendo así al espectador en el único poseedor de una visión poliédrica de la verdad.
Affleck sostiene que las películas, en su mejor versión, pueden generar empatía y compasión. A través de esta lente, ellos quisieron examinar la paradoja de la experiencia humana, en la que diferentes personas pueden tener diferentes impresiones de una misma situación, aunque solo pueda existir una verdad única.
En un equilibrio delicado entre la veracidad histórica y las necesidades narrativas, los cineastas decidieron hacer algunas alteraciones para dar mayor luz a conceptos como el consentimiento y la perspectiva. A pesar de ello, El Último Duelo se adhiere en gran medida a los hechos históricos. Jager afirma que la película es al menos un 75% históricamente precisa, quizás incluso más.
A pesar de la ausencia de registros históricos detallados sobre las actividades cotidianas de Marguerite, el autor confirma que el retrato de su papel en la película es coherente con lo que las mujeres de su estatus hacían en aquel entonces. Las diferencias entre la realidad histórica y la película, aunque existentes, son el resultado de cambios narrativos necesarios para transmitir el mensaje central de la película y explorar, además, temas importantes de nuestra sociedad actual.
El Último Duelo es sorprendentemente relevante en su abordaje de temas como la violencia, el abuso y el testimonio de una mujer en una sociedad dominada por hombres, y nos ofrece una perspectiva inolvidable y absolutamente esencial de los hechos, revelando la brutalidad de aquellos caballeros y sus códigos de honor. No nos encontramos únicamente frente a un drama histórico, sino una reflexión profunda sobre el poder, la justicia y la verdad.
Jager logra una representación vívida de la Francia medieval y a la vez, subraya la lucha atemporal de las mujeres por la igualdad y el respeto. El autor nos reta a reevaluar nuestra percepción de la historia, resaltando cómo las voces de las mujeres, aunque frecuentemente silenciadas, han dejado un eco duradero, un testamento de su constante desafío y resistencia.
El último duelo es un espejo que refleja el rostro multifacético de la historia del ser humano, un lienzo en el que los colores brillantes del drama y la tragedia se mezclan con las tonalidades más oscuras de la injusticia y el prejuicio. En el golpear de las espadas, escuchamos las palabras susurradas de Marguerite, escuchamos el eco de nuestros propios desafíos y luchas, la resonancia de nuestro eterno deseo de justicia y verdad.

Eric Jager
Eric Jager es un distinguido profesor de literatura en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA). Especializado en literatura medieval, Jager es autor de varias obras aclamadas, incluyendo «El último duelo«, que detalla un famoso duelo judicial en la Francia del siglo XIV. Sus trabajos, conocidos por su investigación detallada y su narrativa cautivadora, han logrado que las historias de la Edad Media cobren vida para lectores modernos.