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A la hora de hablar de Historia antigua, hay dos tipos de personas; los que pensamos que no sabemos casi nada y los que creen que ya saben suficiente. Os recomiendo que no consideréis “verdad absoluta” lo que nadie, ni los que creen saber, ni los que dudan, os diga sobre tal o cual suceso antiguo, porque nuestras fuentes son escasas, contradictorias, turbias… y a veces, demasiadas veces, falsas. Una vez dicho esto, creo que es mejor ceñirse, yo al menos lo recomiendo, no a los divulgadores que se crean en posesión de la verdad absoluta, sino a aquellos que dudan de lo que han leído. Los mejores libros de Historia, opino, están escritos por críticos, no por listos.

El año nuevo romano y la fiesta de los Strenae, es un caso paradigmático en el que creo que todos, yo el primero, hablamos sin saber de la misa la media. Mi opinión personal sobre lo que he encontrado y leído, sabiendo que no estoy en posesión de la verdad absoluta, es la siguiente:

El primer día del año, desde tiempos inmemoriales, los romanos celebraban la fiesta de Strena, en la que conmemorando el año nuevo, intercambiaban regalos que figuradamente simbolizaban los deseos de prosperidad o frutos para el nuevo curso. Estos regalos o Strenae (de ahí nuestros “estrenos”) eran una manera de decir que se deseaba, para la persona regalada, un año fructífero. Parece precisamente que su origen estaría en el regalo de una rama con frutas (¡¡¡un palo, un palo!!!), procedente del bosque de Strenia, que le habrían regalado a Rómulo en un día de año nuevo en tiempos casi mitológicos.

Strenia, según esto, sería una diosa sabina con un pequeño templo en un bosque (según cuenta Varrón), que en tiempos históricos posiblemente se conservaba (el templo sí, el bosque no tanto) por allí por la Vía Sacra. Dicen que Strenia era una diosa vinculada con la salud, la purificación y la fuerza, y que por eso su fiesta era el primer día del año. Como curiosidad, en Valencia siguen llamando “estrenas” a los regalos o aguinaldos de Navidad, dos mil años después…

El año nuevo romano se festajaba en honor a las diosa Strenia

Por cierto, que con respecto a “aguinaldo” he visto que hay quien considera esta palabra como  de origen romano, concretamente originada en la frase “en este año” (in hoc anno), pero más bien creo que “aguinaldo” es una palabra bárbara con origen en el celta eguinad, que era como ellos llamaban a los regalos que intercambiaban (también) en el solsticio de invierno, que eran bárbaros, pero no tontos; también se daban regalitos…

Otra versión de esto de la rama con frutos como regalo a Rómulo y origen de los Strenae, habla de un rey legendario de los sabinos, Tito Tacio (el que compartió trono con Rómulo) que el primer día del año iba en procesión al bosque de Strenia a recoger flores de verbena (la hierba). Francamente creo que esta es más bien una tradición distinta, aunque también puede ser otra leyenda… lo que sí parece claro es que llamamos “verbenas” a las verbenas, porque esta planta y sus flores eran recogidos para muchas fiestas y festivales desde los tiempos de los abuelos romanos en que adornaban las carrozas de los dioses en procesión, igual que la “Romería” es por la planta del romero.

Tito Tacio a la izquierda en el cuadro El rapto de las Sabinas
El Rapto de las Sabinas, de Jacques-Louis David (Tito Tacio a la izquierda)

Así que la costumbre de desear prospero año, darse regalos o dinero es muy, muy antigua, pero también es antiquísima la costumbre en esas fechas de tomar o regalar un pastel dulce coronado con frutas escarchadas (¿roscón?) conocido como “pan bueno”, aunque también dicen por ahí que lo que se regalaban eran unos dulces hechos de miel y almendra, con forma de animal o de serpiente (por aquello del poder telúrico de la bicha) que se llamaban casualmente panes de marzo, martius panis, (¿mazapán?) ¿Quién sabe? Vale, alguno se preguntará que por qué pan de marzo, si estamos hablando del principio del año.

El año nuevo romano comienza en Enero porque Numa Pompilio reformó el calendario incluyendo los dos primero meses según Tito Livio

Lo que pasa es que hasta el 153 a.C. el año empezaba en marzo. Esto es bastante fácil de comprobar para todos. Primero y simplemente, porque todavía nuestros meses de septiembre en adelante, son numerales, es decir, se refieren al mes séptimo, octavo, noveno y décimo (december). Esto no sería posible si los romanos no hubieran empezado a contar los meses desde marzo, única manera posible de que septiembre sea el séptimo. De hecho, poco antes del principio de nuestra era, julio y agosto eran los meses quinctilis y sextilis, quinto y sexto, respectivamente, y se llamaban así. Evidentemente se les cambió el nombre en honor a Cayo Julio César y a Augusto, respectivamente.

Otra prueba la tenemos incluso en estas leyendas del Strena. Por una parte, a Rómulo le entregan una rama con frutos, arrancada de un árbol del bosque. No sé qué frutos podría tener esa rama en las calendas de enero (uno de enero), que estaría más bien helada, y ya lo de las flores de verbena… vale que la verbena es una hierba perenne, pero vete a buscarle flores en enero… incluso en marzo sería un milagro.

Por otra parte Tito Livio nos aclara el tema en Ab Urbe Condita (Desde la fundación de la ciudad) cuando apunta:

(Ex libro XLVII 10).- Consules Anno Quingentesimo Nonagesimo Octavo Ab Urbe Condita Magistratum Kal. Ian. Inire Coeperunt. Mutandi Comitia Causa Fuit Quod Hispani Rebellabant.

O lo que es lo mismo, en latín moderno: “En el quingentésimo nonagésimo octavo (598) año tras la fundación de la ciudad, (es decir, el 153 a.C.) los cónsules empezaron a tomar posesión de su cargo el primero de enero. La causa de este cambio en la fecha de las elecciones fue una rebelión en Hispania”.

En Segeda saben bien esto de que el año empieza el primero de enero por culpa de las guerras celtíberas, ya que en el año 154 a.C. los dos cónsules habían sido derrotados y muertos en estas guerras hispanas, y para que los nuevos cónsules y sus ejércitos pudieran llegar con tiempo a Hispania a continuar la guerra, se adelantó dos meses el comienzo del año, comenzando a partir de entonces en las calendas de Januarius, es decir, el primero de enero. Los Strena y demás se cambiaron de fecha también de manera natural y años después, cuando Julio César promulgó su calendario en el año 46  a.C. quedó para siempre (más menos) el uno de enero como fecha universal del comienzo del año. Una fecha muy oportuna porque Jano, el dios al que se dedica ese mes, mira al pasado y al futuro con sus dos caras. Aprendiendo y preparando.

Así que amigo romano, ya lo sabes, feliz 2774 desde la fundación de la ciudad y como decían los abuelos romanos: annum novum faustum felicem tibi precor. Te deseo un año nuevo próspero y feliz.

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Paco Álvarez, publicista desde siempre, es investigador, y flamante Geógrafo e Historiador, además de pequeño empresario, presentador y tertuliano, poeta, comisario de exposiciones y padre de familia, no necesariamente en ese orden. Ha trabajado en quince países de dos continentes como responsable de comunicación en Agencia para algunas de las compañías más importantes (Airbus, Banco Santander, Benetton, Cartier, Chivas Regal, Colgate, Peugeot, Philips, Repsol). En distintos proyectos culturales, ha colaborado, entre otros, con la Agrupación de Infantería de Marina de Madrid, Discovery Channel, La 2 de RTVE, National Geographic Channel, El Toro TV, Radio 4G, Radio Inter y con personalidades como Milos Forman, Kerry Kennedy, Yvonne Blake, etc. Paco Álvarez acaba de publicar Mitomorfosis y es autor, entre otros, de Somos romanos, Estamos Locos estos romanos, la historia de cómo nos convertimos precisamente, en romanos, y Romanos de Aquí: Historias estupendas de los romanos nacidos en Hispania. Una visión fresca y entretenida sobre nuestra Historia Antigua. Podéis encontrarlo en redes en: Twitter: romanos_somos Instagram: pacoalvarez.romano

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