Hay nombres que reverberan con eco singular a lo largo de la historia. Juliano el Apóstata, es un título que apenas hace justicia a la magnitud del gran emperador romano. Su vida es un relato de desafíos a la ortodoxia y de una búsqueda inquebrantable por la verdad. Desde una juventud marcada por la tragedia hasta su reinado, Juliano destila un aura de singularidad. Educado en las artes del pensamiento, su filosofía trasciende las convenciones de su tiempo, y nos muestra a un hombre que se atrevió a desafiar los cimientos de su era, un emperador, un filósofo, un apóstata.